Descripción
Me llamo Míriam, aunque la gente que me quiere me llama Mimi (algunos Mi, por lo de la economía de las palabras).
Hace más de 15 años estuve inmersa en una aventura maravillosa al principio, terrorífica al final.
No fue fácil, miré muchas veces al abismo y me quise ir con él, grité de angustia y tirité de miedo. Volver a aprender me costó años y este libro duele. Sigue doliendo.
He tardado mucho en reunir fuerzas para plasmar la historia en un papel, estoy segura de que contarla puede abrir muchos ojos, incluso los de mis hijos. Sólo pensar que puedan pasar por algo similar me parte el alma.
Esta historia la protagoniza Amaya, una chica que quería salir de su pueblo para tener una vida diferente. Una vida libre.
Y conoció a Eloy, quien le llenó de mariposas el estómago y, más tarde, de moratones el cuerpo y el alma.
Pero Amaya estaba convencida de que era temporal, de que la quería con locura y sus celos desaparecerían el día que confiara plenamente en ella. Nunca ocurrió.
Porque eso no ocurre nunca.
La historia de Amaya es la mía. Yo fui ella durante un tiempo, pero aquí también están plasmadas situaciones que otras mujeres han compartido conmigo.
Hay muchas Amayas en el mundo que pueden ser ayudadas.
Quizá estés siendo tú Amaya en este momento, o quizá es tu amiga la que últimamente sale menos desde que conoció a ese chaval que no te gusta mucho. O puede ser tu madre, que esboza una sonrisa cuando llegas a casa para que no te des cuenta de lo que ocurre.
Porque cuando eres Amaya, sientes que la culpa de todo es tuya.
Pero no, no eres una puta.
No eres una mala persona.
Tú sólo querías quererle.
Y como dice Arde Bogotá ‘tiene que haber una salida para tanto dolor‘.
La hay. Sí